Panamá, 11 de enero 2017.- «Normalmente no me es difícil hablar, pero hoy sí (…) primero me vacilaron, yo estaba dirigiéndome a una rendición de cuentas en el Despacho de la Viceministra porque no cabíamos en el mío, y veo este acto de amor…».
Con estas palabras el ministro saliente de Gobierno, Milton Henríquez, se despidió del funcionariado presente en la despedida que sorpresivamente le realizaron la tarde del miércoles.
Cuando le dieron la palabra, el ministro Henríquez dijo entre lágrimas: «Desde muy joven me interesó servir. La persona que me llevó a la vida pública política está aquí: la Sra. Esther, quien me habló a los 18 años de que había conocido una persona maravillosa, que le habló de lo que se podía hacer por Panamá en medio de la dictadura, el Dr. Ricardo Arias Calderón, y me llevó a conocerlo».
En ese momento Henríquez hizo una leve pausa y concluyó que esa visita al doctor Arias Calderón «me inspiró», y desde entonces decidió que eso era lo que quería hacer, seguirlo a él, y «acompañado de Esther y de mucha gente que he conocido en el camino que están aquí», hemos intentado hacer un trabajo.
Es con estas personas que «hemos construido el país que vivimos hoy, libre, soberano, que crece, que logra sacar de la pobreza a un tercio de sus pobres en 10 años, y que tal vez nos tienen un poquito de envidia y nos tiran ‘papeles’ y otras calumnias, pero que tenemos mucho, mucho por hacer», continuó diciendo el ministro.
Trabajo sin pausa
Las horas finales en el Despacho Superior fueron de labor ardua. Así lo confirmó Henríquez cuando indicó: «Acabamos de reunirnos con funcionarios de Banco Mundial, conversando sobre el Plan de Desarrollo de los Pueblos Indígenas, y si bien hemos sacado un tercio de los panameños de la pobreza en 10 o 15 años, la mitad de los que siguen siendo pobre tienen rostro indígena, todavía hay mucho por hacer y le toca a este ministerio ejecutar el plan de desarrollo con los pueblos originarios para esa tarea que todavía nos falta».
El ministro agregó: «Si no tenemos un Estado moderno, si no tenemos un Estado capaz de hacer realidad esas cosas, no vamos a lograr erradicar la pobreza. Por eso, brindar el mejor servicio público es el mantra para poder transformar al Estado, para que sea la herramienta que pueda sacar a la gente de la pobreza y hacer que los que no son pobres vivan mejor, y sientan que sus hijos van a vivir mejor que ellos y ellas».
Metas
Milton Henríquez continuó diciendo:
«Por eso el Sistema Penitenciario no se puede transformar, si no transformamos primero la estructura del Sistema Penitenciario, que así como tiene gente valiosa, comprometida, que tiene 5, 10, 15, 20 años haciendo un trabajo honesto, también está el crimen organizado y la corrupción lo intentan penetrar».
Añadió el ministro: «El trabajo que se ha hecho en el Sistema Penitenciario bajo el liderazgo de María Luisa y el equipo aquí presente, para ir limpiando mientras hace que el sistema siga funcionando, pero la tarea es titánica; y el trabajo que hemos hechos para modernizar, preparar y motivar mientras seguimos haciendo el servicio que estamos llamados, también ha sido un gran trabajo en tan solo 2 años y medio».
Gracias
«Tengo que agradecerles y felicitarlos por todo esto que hemos hecho, y que nos damos cuenta que lo hicimos cuando escuchamos las rendiciones de cuenta», añadió el ministro Henríquez.
Indicó que no ha sido fácil, aunque parece fácil. «Ustedes lo han hecho parecer fácil con su compromiso, dedicación y su entrega y yo sé que hay personas que tienen muchos años en el ministerio, quienes cuando llegamos no creían que eso iba a ser así; que creían que era otro discurso de otro ministro, pero siento que poco a poco aun los incrédulos han creído, y eso es muy importante».
Una de las ideas que arrancó aplausos de los presentes fue cuando Henríquez dijo: «Yo habré hecho bien mi trabajo, si cuando me voy ustedes lo hacen mejor que yo». Hizo una pausa para controlar la emoción y sentenció: «Estoy seguro que María Luisa lo va hacer mejor que yo».
El futuro
El ministro indicó que «todos los jóvenes que han venido a trabajar con nosotros, que se han ido formando, van a seguir sirviéndole a Panamá desde distintas posiciones y yo lo único que espero es que haber trabajado aquí —jóvenes o maduros— les haya contribuido en el crecimiento personal».
Una aspiración de Henríquez es que el que salió de aquí diga «yo me transformé, yo cambié para mejor, y eso es suficiente».
En torno a su aspiración de transformación del Estado, el saliente titular de Gobierno señaló la gran retribución que recibirá es que quien trabajó en el MinGob con él sienta que se superó. «Si somos y nos sentimos mejores personas, seguramente seremos mejores funcionarios; si somos mejores funcionarios, daremos mejor servicio; y si somos mejores funcionarios, mejores personas, dando mejores servicios, vamos a transformar a Panamá».
Una satisfacción
Lo que le proporciona más orgullo al señor ministro Henríquez, es sin duda haber transformado los procesos y la institución misma.
«Lo que estamos haciendo con los muchachos en los centros de menores; lo que estamos haciendo con las mujeres en el Centro Femenino; con lo que se ha podido hacer en el 911 que es una institución cercana; con lo que se ha podido hacer en los Bomberos, que hoy en día son una entidad autónoma; lo que hemos podido hacer con la Banda Republicana —que nos llena tanto de placer al escucharlos—; con lo que podemos hacer con los Correos y las Gobernaciones; lo que hemos podido hacer con cada una de las dependencias de Ministerio, si es mejor que hace 2 años y medio, nos indica que ha valido la pena todo lo demás», reafirmó.
Emoción y buenas nuevas
En varias ocasiones durante su intervención, el ministro Milton Henríquez debió detenerse para tomar aliento, para recobrarse, pues las lágrimas se le mezclaban con las palabras y ambas no pueden ver la luz juntas.
Al recobrarse de una de las pausas dijo: «Hoy es un día de emociones encontradas; no esperaba este acto y lo agradezco desde el fondo de mi corazón; yo pensé que ya me había despedido en tantos otros eventos».
Y añadió: «Me acaba de llegar la noticia y por eso la puede compartir, que elpaís a donde se me ha designado como embajador me ha aceptado; ya lo puedo decir, pero le corresponde a la cancillería decir cuál es ese país, y por eso guardo silencio, por deferencia con la autoridades nacionales».
Explicó que desde ahí a donde parte para servirle al país, «voy a dar continuidad a varios programas que hemos estado haciendo aquí; desde ahí me mantendré vinculado en todo lo que ustedes me permitan ayudar, en el nuevo rol de servicio público que me va a tocar hacer por Panamá, por ustedes, por los proyectos del ministerio, y los proyectos de país».
Optimista
Henríquez, un hombre de fino y cultivado intelecto, no puede resistirse a la docencia y al aporte. Por eso dijo: «Me estoy leyendo un libro que se llama «Conectrography«, y habla del futuro. Dice que los países dominantes del futuro no son los países más grandes en territorio; son los países mejor conectados y, más que los países, son las ciudades mejor conectadas».
Siguió diciendo: «Como le aprendí al ministro Chevalier aquí, Panamá puede que no sea un país grande, pero es un gran país, y yo me siento orgulloso del gran país donde nací, nacieron mis padres y abuelos y han nacido mis hijos, mis sobrinos nietos, y aunque mi nieta ha nacido en Viena, es panameña».
«Panamá tiene todo para ser uno de los grandes países porque tiene el Canal, tiene los oleoductos, tiene las carreteras, el ferrocarril, los cables de fibra óptica; tiene el Centro Financiero, tiene una Zona Libre que tiene que reinventarse…: Panamá es un punto de encuentro que enriquece a los que se encuentran aquí», subrayó.
El ministro hizo este énfasis: «Panamá está destinado a ser una de esas grandes potencias, a pesar de su tamaño, como lo pueden ser Singapur, que también es un pequeño país mucho más pequeño que nosotros».
Pero advirtió: «Pero de que eso sea posible a que sea realidad depende no solode que tengamos un país con ese potencial, sino un Estado con ese potencial, esa capacidad».
«No podremos ser un país de primer mundo con un Estado del tercer mundo. Solo si transformamos al Estado utilizando la tecnología que ya existe, capacitando a las personas con los conocimientos que ya existen, creando las redes y sistemas, creando los protocolos y procedimientos para llegar a ese nivel, entonces seremos un país desarrollado… un país del primer mundo», indicó el ministro Henríquez en su discurso de despedida.
Henríquez concluyó esta parte de su exposición con estas ideas: «Yo estoy convencido que lo podemos hacer porque ya hay partes de Panamá que son del primer mundo: la operación del Canal, el Centro financiero que apenas tuvo una mella en la crisis de 2008 porque los banqueros panameños no cayeron en la que cayeron los grandes banqueros de Nueva York o Londres. Panamá es un país más maravilloso de lo que nosotros queremos reconocer».
Despedida
En la recta final de sus emotivas palabras, el ministro Henríquez dijo: «Me voy con sentimientos agridulces porque tengo la buena noticia que recibí hoy, y hoy mismo termina un periodo muy importante de mi vida; primero porque tuve la ocasión más intensa de poder servirle a mi país; he tenido oportunidades antes como Diputado, legislador en ese tiempo, a veces como consejero y desde los medios de comunicación».
«Pero por primera vez el señor Presidente de la República Juan Carlos Varela y por supuesto Dios, me dio la oportunidad de hacer realidad muchas cosas que antes eran teoría, y si bien se nos quedaron muchas cosas en el camino, se logró mucho más de lo que hubiéramos pensado que se podía hacer. Pero nadie hace eso solo, porque yo tal vez tenía ideas, pero ustedes son realidades (aplausos), ustedes lo hicieron realidad y le agradezco mucho de todo corazón».
Su última línea fue esta: «Una vez le escuche a un amigo, Omar José Torrijos, que le decía a su hermano Martin Torrijos: ‘cuando salgas, ojalá salgas por la puerta de adelante, saludando’. Yo me siento hoy que gracias a ustedes, me puedo ir por la puerta ancha, saludando. Muchas gracias…».