¡Bandera de la patria! Sube…, sube hasta perderte en el azul…

Recuerdo como si fuera ayer, cuando con lágrimas en los ojos mi madre saludaba desde la azotea del edificio el momento en que la bandera nacional se enarbolaba en el cerro Ancón. Ver subir con majestuosidad nuestra enseña tricolor nos producía un orgullo difícil de describir. Años después, al concluir mi secundaria me tocó cruzar todo el Atlántico para ir a estudiar muy lejos de mi Panamá. El día que empaqué mi maleta, de igual forma entre mi ropa me llevé una bandera panameña, la misma que cuando apenas tenía unos cinco años mi abuelo me regaló al concluir los juegos bolivarianos en Panamá.

Pero el tiempo pasó, llegó noviembre de 2020; el mes en que le rendimos homenaje a la Patria, un mes que viene acompañado del Covid-19. El virus calló la algarabía de los estudiantes en las calles desde horas de la madrugada haciendo su fila para el desfile, calló las bandas escolares y resonar de los clarines y cornetas, silenció las dianas en la presidencia.

La Covid-19 se ha encargado de separarnos de los seres queridos, de los amigos, de los conocidos. Sin embargo, no dejemos que el virus nos robe los sueños, las ilusiones y mucho menos el amor a la patria.

Si bien no tendremos a los muchachos en las calles desfilando, no escucharemos los tambores sonar, cantemos juntos las marchas patrióticas, cantemos todos el himno nacional, que la radio toque las canciones patrióticas y la televisión nos traiga los desfiles de antes a las pantallas. Que nuestros balcones se adornen con la bandera panameña, con el escucho nacional, con las bandas tricolor. Que nada nos mate el sentimiento patriótico, que nada opaque nuestro mes de noviembre, la fecha en que el propio destino se encargó de unir todos los acontecimientos de libertad del pueblo.

Que el mes de noviembre con Covid-19 o sin Covid-19 siga siendo el mes de la patria, el mes en que le rendimos honores a Panamá, el mes en que saludamos a la tierra que nos vio nacer. ¡Bandera de la patria! Sube…, sube hasta perderte en el azul… Y luego de flotar en la patria del querube; de flotar junto al velo de la nube, si ves que el hado ciego en los istmeños puso cobardía, desciende al Istmo convertida en fuego y extingue con febril desasosiego ¡a los que amaron tu esplendor un día!

Publicado por: César Iván Castillo H.