Con la llegada de Panamá al mundial, y dándole la bienvenida al mes de Noviembre, el mes de la Patria, debemos reflexionar sobre el amor que como ciudadanos le tenemos a nuestro país. Para poder hacer esto, necesitamos pensar en el Panamá del pasado, el presente y el futuro.

En un momento en el tiempo, Panamá fue una tierra olvidada, sin alcantarillado ni carreteras, en pobreza, y destrozada por la Guerra de los Mil Días, donde en tierra colombiana ganaron los Liberales, pero en tierra panameña los Conservadores. Rafael Núñez había eliminado la Constitución de Río Negro, devolviendo todo el poder a Bogotá. La población se encontraba desesperanzada producto del rechazo de los tratados Herrán-Hay, lo cual fue la última ilusión de concretar el sueño de un Canal en tierras panameñas que moviera la economía, creara empleos y trajera prosperidad.

El mes de la patria celebra los acontecimientos que suscitaron para ser una nación libre, con la separación panameña de Colombia, haciendo réplica del sentimiento que nos llevaría a la independencia panameña de España, donde debemos honrar a grandes hombres y mujeres como Manuel Amador Guerrero, Eusebio A. Morales, José Agustín Arango, Federico Boyd, Domingo y Pedro Díaz, así como Rufina Alfaro, Mariano Arosemena y otros, que lograron ambas conquistas al estilo panameño: con inteligencia y valentía, sin la necesidad de guerras bélicas que causaron muertos, lisiados y heridos como sucedió en otros países.

Al hacer un recuento de nuestra historia, uno logra apreciar que nacer en Panamá es realmente una bendición. Nuestra Patria es hoy una tierra próspera, con un crecimiento económico del seis por ciento por más de diez años y un Producto Interno Bruto que ha crecido de manera sostenible durante los últimos treinta años. Somos el único país en Latinoamérica que no ha tenido dificultades económicas durante las crisis mundiales. Nuestra tasa de desempleo es del cinco por ciento, nuestros niveles de inflación bajos y tenemos la dicha de tener estabilidad política y vivir en democracia. Además de la bendición de tener pocos desastres naturales, somos un Estado Nacional completo con un Canal ampliado administrado por panameños, algo impensable hace 114 años.

Pero miremos al futuro. En el año 2018, Panamá hará historia al convertirse en el primer Hub Humanitario de las Américas, y el cuarto del mundo. Producto de la posición geográfica, plataforma logística, y facilidades multimodales, nuestro país podría asistir a los hermanos de la región y a la vez asistir a nuestro usuario local, el SINAPROC, en casos de desastres naturales. Y por supuesto, el próximo año estaremos compitiendo con los mejores 32 equipos de fútbol del mundo en Rusia.

Luego, en el 2019, Panamá recibirá al Papa Francisco y a la Jornada Mundial de la Juventud, poniendo a nuestra patria a primer nivel de cobertura, llevando esperanza al mundo de mejores días. En el 2021, según cifras del Fondo Monetario Internacional, Panamá será el país más rico per cápita de América Latina. Se proyectó que nuestra economía nacional crecerá 49.5 por ciento en los próximos cinco años.

Por lo anterior, hoy más que nunca, debemos sentirnos orgullosos de ser panameños, y esa bandera tricolor, cuyo significado de sus colores son el Partido Liberal, Conservador, y la paz alcanzada para el nacimiento de la nueva República, debemos llevarla en nuestras casas, balcones, carros, pero sobre todo en nuestros corazones. ¡Que viva Panamá!

Ministro de Gobierno Encargado Carlos Eduardo Rubio